martes, 18 de enero de 2011

Ver para creer, México negocia prestamo del Penacho de Moctezuma

Autoridades de Austria y de México confirmaron que hay negociaciones para que la pieza llegue a nuestro país.

Austria y México confirmaron por separado que negocian el préstamo del primero al segundo país del famoso "penacho de Moctezuma", el hermoso tocado de plumas que la tradición señala como haber sido propiedad del último emperador mexica, quien se lo obsequió a Hernán Cortes, y que a su vez éste lo envío a España como un regalo para el Emperador Carlos V.

La directora del Museo Etnográfico de Viena, Sabine Haag, dijo el pasado fin de semana que hay conversaciones diplomáticas para trasladar temporalmente la célebre pieza de plumería a México, aunque descartó que vaya a existir una devolución permanente.

Esto fue confirmado hoy martes en México por la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Lourdes Aranda. "Expertos mexicanos están trabajando a conciencia para garantizar la preservación de la pieza", dijo.

EL PENACHO DE MOCTEZUMA


Los pueblos originarios de México no tenían el oro en tan alta estima como lo tenían los españoles. Para los europeos parecía no haber otra cosa. "Como unos cerdos en busca de oro", es como, muy poco cortesmente los describió uno de los informantes indígenas de los frailes franciscanos.

Para los mexicas y los demás pueblos de estas tierras, el oro solía tener un valor decorativo, pero no tenía valor de cambio, al parecer ellos tenían en mayor estima las plumas de las aves más hermosas, y los trabajos de vestido y tocados que con ellas fabricaban sus artesanos.


Cuando Hernán Cortés descubrió en el palacio donde se alojaba en Tenochtitlán una cámara secreta con un fabuloso tesoro con oro, plata y finos objetos de plumería, Moctezuma, al ver el brillo en los ojos de los hispanos, les dijo que podían tomar el oro, pero que no tocaran los objetos de plumería, porque eran regalos que su padre Axayacatl había dado a los dioses.

El mismo Hernán Cortés y ese gran escritor-soldado, Bernal Díaz del Castillo, aun siendo ambos rudos hombres de armas, mostraron en sus crónicas una sensibilidad y un sincero asombro al apreciar los trabajos de plumería que los mexicas fabricaban.

Cortés tuvo especial cuidado de enviar entre los tesoros destinados al Emperador Carlos V, varios ejemplos de esos trabajos de pluma que tanto lo habían admirado. Quizá Cortés quería demostrar a su rey que la tierra donde se encontraba era un lugar de muy alta civilización.

Pero en definitiva Carlos V se mostró en general indiferente a las muestras del arte indígena, excepto claro los objetos de oro y plata, que sin importar su valor artístico, una vez en España, eran fundidos para ser utilizados en financiar las a la postre inútiles guerras europeas del jefe del Sacro Imperio Romano, es decir, de media Europa.

Según la tradición, la pieza de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas que se encuentra en el museo austriaco --que tiene una altura de 116 cm y un diámetro de 175 cm.--, es uno de los bienes que Moctezuma obsequió a Hernán Cortés y que luego éste envío en un navío a Carlos V, sin embargo no hay ninguna certeza histórica de que en efecto el trabajo de plumería haya pertenecido a Moctezuma.

Sea como fuere, el tocado fue adquirido por el archiduque Fernando de Tirol, un mecenas de la dinastía de los Habsburgo, en 1590 para su colección del castillo de Ambras, en Innsbruck, en el oeste de Austria.

A finales del siglo XIX varios investigadores europeos, se interesaron por la pieza a la que identificaron como un tocado de plumas para la cabeza, aunque algunos investigadores han sugerido que se trata de una capa o segmento de capa sacerdotal.

Durante la Segunda Guerra Mundial, fue trasladado al Museo Etnográfico de Viena, junto con otros objetos prehispánicos, que se han identificado con objetos litúrgicos del culto a Quetzalcóatl, en su faceta del dios de los vientos, también conocido como Ehécatl.

En otras épocas el gobierno de México impulsó una campaña mediática y diplomática para que el penacho fuera devuelto a México de forma definitiva.

En el Museo Nacional de Antropología e Historia se exhibe una réplica, fabricada por investigadores mexicanos y que en sí misma es impresionante de ver.

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