Tlaxco, Tlaxcala.- Una imponente mujer convertida en escultura
de bronce, vigila los movimientos de las autoridades de Tlaxco, mira al
infinito, sobre la sierra, rumbo al sol, hacia el futuro esplendoroso. Es
testiga muda de que pese a la democracia y los cambios, las
alternancias y los retornos del PRI, el progreso y la paz sociales, no
llegan para Tlaxcala.
Generaciones de mexicanos la conocieron,
pero para la actual camada de tlaxcaltecas, no pasa a ser más que un
elemento decorativo del parque de la cabecera del municipio de Tlaxco.
Esta
morena tlaxcalteca representaba a “La Patria”, plasmada en las portadas
de los libros de texto gratuitos, era una alegoría que pretende
sintetizar los tres tiempos de la nación mexicana.
Auguraba el presente, pasado y futuro.
De
piel morena, ojos rasgados, boca carnosa y mirada escrutadora
representaba a la raza pura tlaxcalteca, sostiene en la mano izquierda
el asta de la bandera nacional.
Con mirada altiva, nos conduce al futuro promisorio del país.
A un lado, las figuras colosales del águila y la serpiente hablan del orígen mítico de la nación.
En la mano derecha porta un libro abierto, emblema de la educación.
Detrás
se ven varios elementos que hablan de las riquezas productivas y
culturales son frutos de las regiones agrícolas elotes, trigo, cacao,
duraznos y mandarinas.
La arquitectura griega y mexica
representan el legado histórico y cultural, el templo y las espadas
coloniales, nos comentan el pasado colonial.
González Camarena muestra imágenes de progreso económico, en la industria que emerge entre relámpagos.
Es la modernidad y su tecnología.
La mujer posó como modelo para esta pintura, fue Victoria Dorantes, Tlaxcalteca nacida en Tlaxco.
También personificó otras obras de González Camarena, entonces de 19 años.
Jorge González Camarena, le propuso que fuera su modelo.
Para esto, ella tenía 18 años y le contó su situación.
Resulta
que siendo adolescente se casó con un pistolero al servicio de “un
notable político” del estado de Hidalgo, pero era un hombre brutal,
salvaje.
Pues cuando se tenía que ausentar por el trabajo
descargaba su pistola a los pies de la pobre chica, que saltaba para que
no le tocara una bala.
Esa era la forma que tenía ese sujeto,
para que la muchacha se hiciera a la idea de lo que le pasaría si la
encontraba con otro.
Olvídese dijo la muchacha al pintor
González Camarena “si mi marido descubre que estoy posando para usted,
al día siguiente habría dos entierros".
A pesar de ser casada, González Camarena la cortejó insistentemente sin obtener respuesta favorable de la bella mujer.
Victoria
Dorantes era mesera de un bar a donde acudían pintores e intelectuales
de la talla de Diego Rivera y hay quien cuenta que el apellido real de
Victoria era Dorantes y no “Dorenlas”.
Este apelativo se lo
inventó Diego Rivera, cuando en una ocasión tímidamente se acercó al
pintor y le mostró algunos de sus dibujos.
Rivera, solo rio y dijo: “Miren a la Doré”, aludiendo a Gustav Doré. “Esta va a ser la Dorantes”.
González
Camarena vigilaba con peligro de su vida y hasta de la joven las
salidas y entradas del pistolero para convencer a la joven.
¡Todo fuese por el arte!
Hasta
que un día vio que en la casa donde vivía la joven, había un velorio lo
primero que pensó que aquel barbaján había matado a la joven en una de
sus danzas macabras a base de descargas de pistola.
Pero no el difunto era el marido.
González
Camarena respetó el luto durante cuarenta días y volvió a la carga,
hasta convencerla de que fuera su modelo y amante, fue así como figuró
como “La Patria”, en los libros de texto de todo México.
Internacionalizando
su imagen en el mural “Integración Latinoamericana”, que pintó en el
interior de la Universidad de Concepción, en Chile.
Fue un encargo del presidente Gustavo Díaz Ordaz, inspirado en el poema de Pablo Neruda titulado “Canto General”.
Jorge
González Camarena, artista jalisciense fue subyugado obsesivamente por
la sensual belleza indígena de Victoria y la pintó y dibujó
frenéticamente en óleos, tintas, estudios, bocetos.
Además de retratos, murales, proyectos, y carteles, sin darse más tregua que la necesaria para amarla carnalmente.
En
1972 la imagen de Victoria Dorantes fue retirada de la portada de los
Libros de Texto Gratuitos de educación primaria y se volvió a imprimir
en los polémicos libros de Historia.
En 1992, durante el
gobierno de Ernesto Zedillo, pero ni en la primera ni en la segunda
época en que aparece en la portada de los libros de texto, se hace
señalamiento alguno a la modelo.
De alguna manera está
emparentada con la bohemia artística del México en el que habitaron
grandes pintores como Frida Khalo con Diego Rivera, Nahui Hollín con
Gerardo Murillo, Tina Modotti con Javier Guerrero.
No se puede precisar cuál es o fue el destino de Victoria Dorantes.
Se llegó a decir que separada de González Camarena fue compañera del escultor, pintor y poeta Cutberto Escalante.
Con
quien vivió en San Martín Xaltocan, aficionada al alcohol, hasta morir
víctima de cirrosis; después de una glamorosa vida en Paris.
El
12 de octubre de 1992, se canceló una serie postal en la que Victoria
Dorantes ilustra uno de los timbres que forman la serie titulada “La
cultura Humana”.
Tomando la imagen de un mural que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia de la ciudad de México.
En
esta ocasión Victoria aparece centralmente, al lado de otras mujeres
pertenecientes a distintas razas indígenas en el mundo, completamente
desnuda, con un tocado en la cabeza.
El timbre se vendió en siete mil pesos de ese tiempo siete pesos actuales y prácticamente fue acaparado por los coleccionistas.
Tampoco en esta ocasión se hizo señalamiento alguno a Victoria Dorantes, ni su nombre, ni su origen, ni su vida.
Sin
embargo, ahora hay que reconocer que para niños, jóvenes y ahora
abuelos, la imagen de esta hermosa mujer tlaxcalteca, hasta hace unos
años
nos representaba, sin que lo supiéramos.
Ella, en su momento, inspiró a seguir adelante con el nacionalismo y confianza por lograr un futuro mejor.