Por obra de los Rivera, llenan el Cereso de Chignahuapan con campesinos indigenas

Mientras el presidente municipal de Puebla, el yunquista-panista Eduardo Rivera permite los abusos de las Grúas Unidas del Periférico que cobran cifras exorbitantes por el arrastre de vehículos implicados en colisiones automovilísticas, en otra localidad, en Chignahuapan el Centro de Readaptación Social (Cereso) se llena de campesinos indígenas que se oponen al desmonte de varias hectáreas que indebidamente se apropiaron ex priistas, hoy militantes panistas de nuevo cuño (Familia Rivera).

El Comité Ejecutivo del Grupo de Lázaro Cárdenas II y despojados del ejido Río Blanco, en representación de los más de 500 campesinos y ejidatarios de núcleos ejidales pertenecientes al municipio de Chignahuapan, externo que desde el gobierno de Guillermo Jiménez Morales fueron despojados por delincuentes electorales (familia Rivera) de las tierras que, según los quejosos, les corresponde.

En respuesta al despojo, los campesinos ocuparon la Hacienda de Atlamaxac denunciando a los señores Saúl y Lorenzo Rivera quienes, según los informantes, “han sostenido que el poder no se gana se arrebata, y cuando no son presidentes municipales, son diputados, y aún así, tienen el descaro de buscar la diputación federal, ahora por el PAN, después por el PRI; y prueba de ello es que han negociado con el PT puesto que les ha ganado legalmente y por nada quieren perder el poder”.

Después de varios días de ocupación de la hacienda, el martes 23 de agosto, por la madrugada, más de 500 feroces policías dependientes de Ardelio Vargas Fosado (impulsor de la Academia Nacional de Formación y Desarrollo Policial Puebla-Iniciativa Mérida “General Ignacio Zaragoza” que será un símil de la Escuela de Las Americas, nacida en 1945, en la cual se enseñaba a torturar a los disidentes latinoamericanos), al grito de “se equivocaron de gobernador ¡pendejos!” destruyeron casas de campaña, vehículos y utensilios y repartiendo culatazos a diestra y siniestra fueron arrojados de la superficie ocupada, en el mejor de los casos, en otros enviados al hospital y al Cereso de Chignahuapan, después de hacer resistencia, con piedras y palos, a los varones de la violencia que reciben y recibirán instrumentos sofisticados para disolver manifestaciones de descontento.

Tan despiadada fue la “madriza” (serie de golpes, según habla popular) que varias personas denunciaron que sobre la carretera de Chignahuapan, a la altura del paraje La Parada del Conejo, cerca de Cieneguilla, se encontraban personas en el suelo con ropas ensangrentadas y al parecer con heridas severas. Hay desaparecidos, seguramente algunos heridos se refugiaron con amigos o en hospitales alejados de Chignahuapan.

Algunos de los presos que entregaron testimonio escrito al autor de Plaza de la Democracia , son: Julia Barrera Hernández, María Armina González, Anita Tapia Rivera, María Mónica Carmen Sánchez León, Alejandra Rodríguez Huerta, Guadalupe Rodríguez Rivera, María Rivera Leonor, José Gil Luna Lobato, Flavio García Arroyo, René Rodríguez Rodríguez, José Dionisio Tapia Flores, Fernando Mota Luna, Abraham Mota Rodríguez, Epigmenio Rodríguez Rivera, Javier Mota Rivera, Eustacio Luna Rivera, Manuel Mota González, Genaro Flores Portillo, Jorge González Rodríguez, Martín Arroyo Zanchez (sic), Moisés Luna Rivera, Eduardo Rodríguez, Ángel González Mota, Adalberto González Rodríguez, José Luis Martel Zamora, Jorge Narciso Mota Rivera.

Ingenuos los campesinos desalojados, con fecha 2 de septiembre informaron de los hechos al presidentes de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla, Adolfo López Badillo quien, con su silencio, hace posible otros cargos importantes para él.

Como colofón se puede afirmar que cada campesino encarcelado para obtener su libertad deberá pagar fianza de 290 mil pesos, según el juez de lo penal, Juan Marcelino Romero de Jesús ¡Jesús! ¡Cuanta fianza! El señor juez se parece a las grúas que ampara el yunquista-panista Eduardo Rivera, pide recursos desorbitados.