México vence 2-0 a Uruguay y consigue su segunda corona en el Mundial Sub 17
¡Otra vez, campeones del mundo! No fue un sueño en 2005 y no lo es en 2011. El futbol mexicano puede presumir que ya cuenta con dos generaciones de campeones. ¿No lo puedes creer?, pues creelo, porque es verdad.
Un gol del capitán Antonio Briseño y otro de Giovani Casillas decidieron que el título de mejor equipo juvenil del planeta regresara a México. Fue un 2-0 trabajado y difícil ante un Uruguay que vendió cara su derrota y que trató de añadir a su mítico "maracanazo" un "aztecazo" que no llegó.
La historia que se comenzó a reescribir hace seis años acaba de inaugurar otro capítulo. Los actuales Sub 17 tenían 10 y 11 años cuando vieron coronarse al equipo de Jesús Ramírez en 2005. Eran niños y observaron que México podía estar en la cima del mundo. Ahora, como adolescentes, han emulado a los que rompieron la cadena de fracasos.
Y en casa, en el templo del futbol mexicano e internacional que representa el Estadio Azteca, añadieron a la nueva serie de triunfos un segundo eslabón que significa un título mundial. ¿Qué pensaron los actuales niños de nuestro país? Esperemos que su deseo sea expandir esos éxitos a la Sub 20, a la Olímpica y a la Mayor.
No fue fácil porque Uruguay fue una copia fiel de su historia, de sus selecciones mayores. Fue más garra que otra cosa, pero así han conseguido reconocimiento y triunfos a nivel internacional. Y lo demostraron durante los 90 minutos de la Gran Final.
Ahí estaba el reto y los mexicanos estuvieron a la altura al mostrar coraje en cada balón disputado. ¿Nervios a los 17 años?, es normal en una final de Copa del Mundo, pero cuando las piernas se serenaron después de los primeros 15 minutos, actuaron como saben, con fuerza y talento.
Aunque tal vez recibieron ayuda porque la vida le pagó alguna deuda al público mexicano, apasionado de este deporte como pocos en el mundo; tantos gritos de apoyo para tan pocas satisfacciones. ¿Por qué la vida?, por que decidió que tres acciones clarísimas de los charrúas no entraran a la portería de Richard Sánchez.
Primero fue un contragolpe en el que perdonó Elbio Álvarez (26'), en tres contra dos y un tiro franco a la portería; después fue un disparo cruzado del propio Álvarez (34'), que pegó en el poste derecho y que por centímetros evitó el cuerpo del portero mexicano para un rebote fatídico; finalmente, otro fogonazo de Juan San Martín (61') se estrelló en la madera con un tiro desde el área chica.
Tres acciones que pusieron los pelos de punta y 90 minutos de nerviosismo total. Porque a pesar de la madurez que mostraba el cuadro del "Potro" Gutiérrez, en el público quedaba la sensación de que la ventaja de 1-0 era poca y en cualquier accidente se empataba el partido. Afortunadamente la vida recompensó al aficionado mexicano por tantas amarguras sufridas y evitó el infortunio.
Sí, fueron 90 minutos de nerviosismo porque al 91 Giovani Casillas certificó el título Mundial al aprovechar un excelente contragolpe gestado por Arturo González.
Segundos despúes llegó el silbatazo final y se concretó el segundo Mundial Sub 17 para el futbol mexicano, logrado con siete victorias en igual número de partidos. ¡El campeón perfecto!
¡Otra vez, campeones del mundo! No fue un sueño en 2005 y no lo es en 2011. El futbol mexicano puede presumir que ya cuenta con dos generaciones de campeones. ¿No lo puedes creer?, pues creelo, porque es verdad.
Un gol del capitán Antonio Briseño y otro de Giovani Casillas decidieron que el título de mejor equipo juvenil del planeta regresara a México. Fue un 2-0 trabajado y difícil ante un Uruguay que vendió cara su derrota y que trató de añadir a su mítico "maracanazo" un "aztecazo" que no llegó.
La historia que se comenzó a reescribir hace seis años acaba de inaugurar otro capítulo. Los actuales Sub 17 tenían 10 y 11 años cuando vieron coronarse al equipo de Jesús Ramírez en 2005. Eran niños y observaron que México podía estar en la cima del mundo. Ahora, como adolescentes, han emulado a los que rompieron la cadena de fracasos.
Y en casa, en el templo del futbol mexicano e internacional que representa el Estadio Azteca, añadieron a la nueva serie de triunfos un segundo eslabón que significa un título mundial. ¿Qué pensaron los actuales niños de nuestro país? Esperemos que su deseo sea expandir esos éxitos a la Sub 20, a la Olímpica y a la Mayor.
No fue fácil porque Uruguay fue una copia fiel de su historia, de sus selecciones mayores. Fue más garra que otra cosa, pero así han conseguido reconocimiento y triunfos a nivel internacional. Y lo demostraron durante los 90 minutos de la Gran Final.
Ahí estaba el reto y los mexicanos estuvieron a la altura al mostrar coraje en cada balón disputado. ¿Nervios a los 17 años?, es normal en una final de Copa del Mundo, pero cuando las piernas se serenaron después de los primeros 15 minutos, actuaron como saben, con fuerza y talento.
Aunque tal vez recibieron ayuda porque la vida le pagó alguna deuda al público mexicano, apasionado de este deporte como pocos en el mundo; tantos gritos de apoyo para tan pocas satisfacciones. ¿Por qué la vida?, por que decidió que tres acciones clarísimas de los charrúas no entraran a la portería de Richard Sánchez.
Primero fue un contragolpe en el que perdonó Elbio Álvarez (26'), en tres contra dos y un tiro franco a la portería; después fue un disparo cruzado del propio Álvarez (34'), que pegó en el poste derecho y que por centímetros evitó el cuerpo del portero mexicano para un rebote fatídico; finalmente, otro fogonazo de Juan San Martín (61') se estrelló en la madera con un tiro desde el área chica.
Tres acciones que pusieron los pelos de punta y 90 minutos de nerviosismo total. Porque a pesar de la madurez que mostraba el cuadro del "Potro" Gutiérrez, en el público quedaba la sensación de que la ventaja de 1-0 era poca y en cualquier accidente se empataba el partido. Afortunadamente la vida recompensó al aficionado mexicano por tantas amarguras sufridas y evitó el infortunio.
Sí, fueron 90 minutos de nerviosismo porque al 91 Giovani Casillas certificó el título Mundial al aprovechar un excelente contragolpe gestado por Arturo González.
Segundos despúes llegó el silbatazo final y se concretó el segundo Mundial Sub 17 para el futbol mexicano, logrado con siete victorias en igual número de partidos. ¡El campeón perfecto!
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