Matlalcueye.
El volcán del alma tlaxcalteca, del arqueólogo y antropólogo Ismael Arturo
Montero García, rescata en 320 páginas el patrimonio natural y cultural de esta
montaña que en palabras de su autor es una isla en la geografía del Altiplano
mexicano, pues a diferencia de otros no forma un sistema binario, caso del
Popocatépetl-Iztaccíhuatl o Pico de Orizaba-Sierra Negra.
La publicación
—que fue presentada en la VIII Semana de Antropología de la Montaña que se
realizó hace unos días en la Escuela Nacional de Antropología e Historia
(ENAH)— reforzará la identidad de niños y jóvenes tlaxcaltecas. Sus contenidos
serán adecuados para los libros de texto que se reparten en escuelas públicas y
editorial Porrúa lanzará una versión interactiva para las 300 bibliotecas de
esa entidad.
El
investigador explicó que en los últimos mil años, distintos grupos han
ascendido las laderas y cima del volcán para celebrar cultos a Matlalcueye
(versión tlaxcalteca de la diosa del agua Chalchiuhtlicue) y a las advocaciones
marianas que la suplantaron. Sin embargo, desde el año 300 antes de nuestra era
y hasta 1,200 d.C., los rituales estuvieron vinculados a los ancestros y
deidades del agua sin una asociación directa a dicha deidad local.
“Tenemos
evidencia arqueológica en la cima, a 4390 msnm, con la celebración de rituales
ascéticos; en otros casos la astronomía cultural demuestra el uso del horizonte
conspicuo; otros sitios fueron emplazamientos donde se conjugaron elementos
acuáticos buscando una analogía con la abundancia hidráulica; algunos más se
destinaron para rituales de la élite”, refirió Montero García.
No obstante,
señaló el doctor en Antropología Simbólica por la ENAH, la mayoría de estos
espacios funcionaron como receptores de sencillas ofrendas por parte de
campesinos locales en la búsqueda de un clima benigno para sus campos de labor.
Como parte
del trabajo etnográfico que se emprendió para dar una perspectiva de los ritos
que todavía se desarrollan en nuestros días, se pudo registrar un par de cantos
en lengua náhuatl dedicados a la prominencia.
Para Arturo
Montero, Matlalcueye. El volcán del alma tlaxcalteca tiene un enfoque
multidisciplinario, incluida la etnohistoria. Las investigaciones que son la
base del libro, coeditado por Porrúa y el Estado de Tlaxcala a través de su
Secretaría de Educación Pública, contaron con el apoyo de la Mesoamerican
Research Foundation y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Con la
participación de Ariana Aguilar, Jesús Martínez y Tania Santillán, egresados de
la ENAH, se consultaron códices, memoriales, crónicas, entre otros documentos
de los siglos XVI al XIX, bajo resguardo del Archivo Histórico de Tlaxcala.
Estas pictografías y textos corroboran la visión de “montaña sagrada” que ha
mantenido a lo largo del tiempo.
Para los
antiguos habitantes y los de hoy, es de suma importancia el ecosistema del
volcán. Este paisaje boscoso se plasmó en color azul verdoso en códices como el
Vindobonensis, que es de origen prehispánico. También las aguas que bajan para
irrigar los campos y los nublados que se forman en la cúspide dan personalidad
al Valle Poblano-Tlaxcalteca.
Lo anterior,
continuó Arturo Montero, “dio a Matlalcueye, ‘la diosa de la falda azul’, la
personalidad de una Chalchiuhtlicue, una deidad del agua, por ser una madre
proveedora de recursos para vivir, desde animales de caza y madera, hasta
hongos, plantas y claro está, del vital líquido”.
En el libro
se demuestra que este volcán ha estado asociado ancestralmente con Matlalcueye,
y aunque desde la época colonial ha permanecido vinculada a advocaciones
marianas como la Virgen del Rayo o de Ocotlán, mantiene su culto como entidad
maternal, protectora y proveedora.
Asimismo,
dijo Montero García, si bien no se tiene una relación clara en alguna fuente
histórica que explique en qué momento y por qué la montaña cambio el nombre de
diosa a mujer mortal, Malinche, lo cierto es que pese a lo controvertido del
personaje histórico, Malintzin es madre del mestizaje. “Este volcán es siempre
mujer y madre”, enfatizó el investigador.
Finalmente,
llamó a crear conciencia para preservar esta montaña, ya que desde el
Virreinato hasta el presente se han perdido unas 60 mil hectáreas, es decir, 80
por ciento de la masa forestal.
Matlalcueye.
El volcán del alma tlaxcalteca, se presentará nuevamente el martes 28 de mayo a
las 18:00 horas, en el Auditorio “Néstor García” del Colegio de Antropología
Social, en la Ciudad Universitaria de Puebla, dentro del Coloquio de
Cosmovisiones Indígenas.
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